NOSOTROS
NOSOTROS
UN PEDACITO DE NUESTRA HISTORIA
Esta historia comienza en el 2002, cuando Bensi, a pesar de tener éxito en el mundo de la ropa, se encontraba inconforme en ella; era una industria que ya no le apasionaba y con cuyos valores no resonaba. La sensación de vacío era palpable, y una búsqueda de significado y conexión con sus verdaderos valores se hacía cada vez más urgente.
Ese mismo año, Bensi organizó un viaje a Japón en busca de ideas para la innovación textil, pero este tomó un pequeño giro. Lo que comenzó como una cuestión de negocio se transformó en una experiencia enriquecedora. Quedó fascinado por el vínculo con la tierra y el respeto al entorno natural, esto le permitió redescubrir su propia valoración por la vida rural, la cual había arraigado durante su estancia en un kibutz.
Al volver a México, regresó a su pequeño rancho en el Estado de México, cuyo objetivo inicialmente era refugiarse de la ciudad los fines de semana. Pero Bensi, movido por lo vivido en Japón, transformaría su propósito. Con una visión clara, comenzó a transformar el terreno en un espacio lleno de biodiversidad, creando un oasis para la flora y fauna de la región.
La visión de ambos comenzó a tomar forma con el florecimiento de los cultivos, transformando el rancho en un modelo viviente de sus ideales. Sin embargo, pronto se encontraron con la realidad de muchos: Era muy difícil comercializar los productos orgánicos, el trabajo y dedicación detrás de estos productos rara vez se reconocía y se remuneraba adecuadamente.
Ante esta problemática, Bensi comprendió que la única manera de asegurar un precio justo para sus productos, y al mismo tiempo promover el consumo responsable, era a través de la creación de sus propios puntos de venta. Fue entonces cuando, en 2003, nació la primera tienda en la colonia Condesa. Este establecimiento no solo ofrecía una solución directa al problema de la comercialización, sino que también se convirtió en un faro de concienciación sobre los beneficios de lo orgánico, tanto para la salud humana como para el planeta.
The Green Corner, se erigió no solo como un espacio de venta, sino también como un centro de educación y concientización sobre el impacto positivo del consumo orgánico. Con cada producto vendido, Bensi y Adriana no solo apoyaban el sustento de los productores orgánicos, sino que también sembraban en sus clientes la semilla del cambio hacia un estilo de vida más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
NUESTRA VISIÓN DE UN MUNDO MÁS SUSTENTABLE
La erosión y la deforestación son dos grandes problemas del campo mexicano y afectan las tierras de cultivo y la estabilidad de los mantos acuíferos. Postergar la atención a ambos problemas supondrá para las próximas generaciones la pérdida de importantes ecosistemas, reducción de la biodiversidad y la destrucción de importantes extensiones de tierra proveedoras de alimentos.
Los modelos actuales de producción calientan el planeta y generan una gran cantidad de contaminación, mientras que sus productos nos enferman y desequilibran a la sociedad. Por usos y costumbres o por una ventaja económica mal entendida, el campo y sus procesos se han industrializado cada vez más. El uso indiscriminado de plaguicidas y fertilizantes sintéticos ha provocado la pérdida de fertilidad de la tierra, la destrucción de la vida silvestre y la proliferación de los alimentos transgénicos (con poca calidad nutricional), que ponen en riesgo nuestra salud, el frágil equilibrio de la naturaleza y a muchas variedades de semillas autóctonas. Asimismo, el desequilibrio ocasionado por la producción agroindustrial ha desplazado a pequeños agricultores a las ciudades y ha disminuido nuestra seguridad alimentaria.
Para los pueblos indígenas, la tierra, el agua y los bosques no son simplemente recursos naturales explotados en beneficio de mercados distantes. Al igual que sus antepasados, estas comunidades entienden que su bienestar, su sentido de identidad y el futuro de sus hijos dependen de la gestión cuidadosa del medio ambiente, por lo que han desarrollado prácticas agrícolas y estrategias basadas en tal perspectiva. Sin embargo, los hábitos de consumo y exigencias del mercado han permeado en las comunidades campesinas, obligándolas a cambiar sus formas de producción y a reducir la diversidad agrícola. Por esta razón, buscamos rescatar la sabiduría ancestral de los pueblos originarios y permitir que sigan vivos los conocimientos y cultura de las comunidades campesinas, sin que ello implique desaprovechar las nuevas tecnologías y el nuevo conocimiento confiable y seguro.
La producción orgánica es una alternativa importante frente a la crisis agrícola, ecológica y de salud que aqueja a nuestro país y al mundo. Contamos con una riqueza biológica impresionante y una diversidad cultural expresada en más de 56 etnias, que han permitido desarrollar una gran cantidad de técnicas tradicionales de producción agrícola que pueden ser recuperadas. Esta agricultura utiliza prácticas amigables con el ambiente, lo que permite el reciclado y aprovechamiento de materiales que se consideran contaminantes en la agricultura convencional (estiércoles, desechos de cultivos, etc.). Por ello, es posible construir una estrategia productiva sustentable que permita alcanzar una soberanía ecológica, alimentaria, laboral y de salud.
UN PEDACITO DE NUESTRA HISTORIA
Esta historia comienza en el 2002, cuando Bensi, a pesar de tener éxito en el mundo de la ropa, se encontraba inconforme en ella; era una industria que ya no le apasionaba y con cuyos valores no resonaba. La sensación de vacío era palpable, y una búsqueda de significado y conexión con sus verdaderos valores se hacía cada vez más urgente.
Ese mismo año, Bensi organizó un viaje a Japón en busca de ideas para la innovación textil, pero este tomó un pequeño giro. Lo que comenzó como una cuestión de negocio se transformó en una experiencia enriquecedora. Quedó fascinado por el vínculo con la tierra y el respeto al entorno natural, esto le permitió redescubrir su propia valoración por la vida rural, la cual había arraigado durante su estancia en un kibutz.
Al volver a México, regresó a su pequeño rancho en el Estado de México, cuyo objetivo inicialmente era refugiarse de la ciudad los fines de semana. Pero Bensi, movido por lo vivido en Japón, transformaría su propósito. Con una visión clara, comenzó a transformar el terreno en un espacio lleno de biodiversidad, creando un oasis para la flora y fauna de la región.
La visión de ambos comenzó a tomar forma con el florecimiento de los cultivos, transformando el rancho en un modelo viviente de sus ideales. Sin embargo, pronto se encontraron con la realidad de muchos: Era muy difícil comercializar los productos orgánicos, el trabajo y dedicación detrás de estos productos rara vez se reconocía y se remuneraba adecuadamente.
Ante esta problemática, Bensi comprendió que la única manera de asegurar un precio justo para sus productos, y al mismo tiempo promover el consumo responsable, era a través de la creación de sus propios puntos de venta. Fue entonces cuando, en 2003, nació la primera tienda en la colonia Condesa. Este establecimiento no solo ofrecía una solución directa al problema de la comercialización, sino que también se convirtió en un faro de concienciación sobre los beneficios de lo orgánico, tanto para la salud humana como para el planeta.
The Green Corner, se erigió no solo como un espacio de venta, sino también como un centro de educación y concientización sobre el impacto positivo del consumo orgánico. Con cada producto vendido, Bensi y Adriana no solo apoyaban el sustento de los productores orgánicos, sino que también sembraban en sus clientes la semilla del cambio hacia un estilo de vida más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
NUESTRA VISIÓN DE UN MUNDO MÁS SUSTENTABLE
La erosión y la deforestación son dos grandes problemas del campo mexicano y afectan las tierras de cultivo y la estabilidad de los mantos acuíferos. Postergar la atención a ambos problemas supondrá para las próximas generaciones la pérdida de importantes ecosistemas, reducción de la biodiversidad y la destrucción de importantes extensiones de tierra proveedoras de alimentos.
Los modelos actuales de producción calientan el planeta y generan una gran cantidad de contaminación, mientras que sus productos nos enferman y desequilibran a la sociedad. Por usos y costumbres o por una ventaja económica mal entendida, el campo y sus procesos se han industrializado cada vez más. El uso indiscriminado de plaguicidas y fertilizantes sintéticos ha provocado la pérdida de fertilidad de la tierra, la destrucción de la vida silvestre y la proliferación de los alimentos transgénicos (con poca calidad nutricional), que ponen en riesgo nuestra salud, el frágil equilibrio de la naturaleza y a muchas variedades de semillas autóctonas. Asimismo, el desequilibrio ocasionado por la producción agroindustrial ha desplazado a pequeños agricultores a las ciudades y ha disminuido nuestra seguridad alimentaria.
Para los pueblos indígenas, la tierra, el agua y los bosques no son simplemente recursos naturales explotados en beneficio de mercados distantes. Al igual que sus antepasados, estas comunidades entienden que su bienestar, su sentido de identidad y el futuro de sus hijos dependen de la gestión cuidadosa del medio ambiente, por lo que han desarrollado prácticas agrícolas y estrategias basadas en tal perspectiva. Sin embargo, los hábitos de consumo y exigencias del mercado han permeado en las comunidades campesinas, obligándolas a cambiar sus formas de producción y a reducir la diversidad agrícola. Por esta razón, buscamos rescatar la sabiduría ancestral de los pueblos originarios y permitir que sigan vivos los conocimientos y cultura de las comunidades campesinas, sin que ello implique desaprovechar las nuevas tecnologías y el nuevo conocimiento confiable y seguro.
La producción orgánica es una alternativa importante frente a la crisis agrícola, ecológica y de salud que aqueja a nuestro país y al mundo. Contamos con una riqueza biológica impresionante y una diversidad cultural expresada en más de 56 etnias, que han permitido desarrollar una gran cantidad de técnicas tradicionales de producción agrícola que pueden ser recuperadas. Esta agricultura utiliza prácticas amigables con el ambiente, lo que permite el reciclado y aprovechamiento de materiales que se consideran contaminantes en la agricultura convencional (estiércoles, desechos de cultivos, etc.). Por ello, es posible construir una estrategia productiva sustentable que permita alcanzar una soberanía ecológica, alimentaria, laboral y de salud.
COMERCIO JUSTO AL ALCANCE DE TODOS
Se puede y se debe producir de forma orgánica, nuestra misión es demostrar que estos procesos son factibles a la vez que se construye una cadena de producción “más amable” con cada una de las partes.
En la cadena tradicional, al campesino se le suele castigar con los precios, muchas veces obtienen una retribución por debajo de los costos de producción de su cultivo. Aquella es una práctica cada vez más común porque los márgenes de ganancia se van quedando en los intermediarios que hacen posible la transportación y comercialización de productos del campo.
El comercio justo que promovemos busca eliminar a los intermediarios, para ofrecer un precio justo al productor que cubra sus costos, le permita vivir dignamente y mantener un trabajo estable. De esa forma el productor tendrá la posibilidad de planificar su producción y sentir seguridad de compra.
De cada 100 pesos gastados en nuestras tiendas, 70 son para el productor y 30 se quedan en la tienda. Con nuestra contribución, buscamos dinamizar el mercado orgánico en el país, promover un consumo responsable que reduzca el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, apoyar al campo mexicano y cuidar nuestra salud.
Aspiramos constantemente a ser un espacio de intercambio, difusión y enlace entre los distintos agentes del movimiento orgánico en México, ofreciendo productos orgánicos, agroecológicos y sustentables a precios asequibles, apoyando la producción de pequeños productores en el país y convirtiéndonos en un vínculo entre el productor rural y el consumidor urbano.
COMERCIO JUSTO AL ALCANCE DE TODOS
Se puede y se debe producir de forma orgánica, nuestra misión es demostrar que estos procesos son factibles a la vez que se construye una cadena de producción “más amable” con cada una de las partes.
En la cadena tradicional, al campesino se le suele castigar con los precios, muchas veces obtienen una retribución por debajo de los costos de producción de su cultivo. Aquella es una práctica cada vez más común porque los márgenes de ganancia se van quedando en los intermediarios que hacen posible la transportación y comercialización de productos del campo.
El comercio justo que promovemos busca eliminar a los intermediarios, para ofrecer un precio justo al productor que cubra sus costos, le permita vivir dignamente y mantener un trabajo estable. De esa forma el productor tendrá la posibilidad de planificar su producción y sentir seguridad de compra.
De cada 100 pesos gastados en nuestras tiendas, 70 son para el productor y 30 se quedan en la tienda. Con nuestra contribución, buscamos dinamizar el mercado orgánico en el país, promover un consumo responsable que reduzca el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, apoyar al campo mexicano y cuidar nuestra salud.
Aspiramos constantemente a ser un espacio de intercambio, difusión y enlace entre los distintos agentes del movimiento orgánico en México, ofreciendo productos orgánicos, agroecológicos y sustentables a precios asequibles, apoyando la producción de pequeños productores en el país y convirtiéndonos en un vínculo entre el productor rural y el consumidor urbano.